BoxNox: pioneros en la importación de perfumes de lujo en España
Dos amigos que se conocieron haciendo un máster facturan seis millones de euros con la venta de fragancias de nicho


Los fundadores de BoxNox se conocieron estudiando un máster para ejecutivos en el IESE. Pedro Ros, madrileño de 60 años, se dedicaba a su negocio de decoración y textil, mientras que Guillermo Jiménez, madrileño de 62 años, había desarrollado su carrera en la banca, en entidades como Santander, Argentaria y posteriormente en BBVA.
Entre caso y caso, se hicieron amigos y empezaron a pensar en la posibilidad de montar un negocio juntos. Fantasearon con varios proyectos, pero ninguno cuajó hasta que a finales de enero de 1999 Ros viajó a la Bienal de Arte Textil, en París, con un propósito: encontrar quién hacía una vela de Diptyque cuyo perfume le había llamado la atención en la casa de unos clientes, y ofrecerles la distribución en España. La dirección venía en el vaso: 34 Boulevard Saint Germain. “No me hicieron caso”, reconoce Ros, que lo volvió a intentar dos años más tarde. Insistió. Le dijeron que ya verían, y le mandaron un contrato de distribución, imposible de ejecutar.
En 2003, como todos los años impares, regresó a la feria y volvió a visitar la misma dirección donde en los años 70 tres amigos artistas y viajeros habían creado la marca. Había habido cambios en la firma: le recibió el nuevo director general, un apasionado cliente que hipotecó su cada para implicarse en el negocio. El siguiente contrato empezaba a ser asumible. Preguntaron por qué al final los habían elegido para ser los distribuidores en España, y la respuesta les dejó helados: “Sois educados y no tenéis ni idea del negocio. Vais a hacer lo que yo quiero y no vais a destrozar la marca”.

Primero una afición, luego un modo de vida
Tenían 38 y 40 años cada uno, y eran padres de familia de cuatro y de tres hijos. “No nos lo podíamos permitir como un trabajo, sino como un hobby, y teníamos claro que nos lo íbamos a pasar bien”, reconoce Jiménez. Tenían que abrir mercado. Constituyeron la sociedad en mayo de 2003 con 3.000 euros y en agosto del siguiente año ampliaron capital hasta 47.200 euros. Así fue como nació BoxNox, la empresa de distribución de perfumería, cosmética y maquillaje nicho, con negocio en España, Portugal y Andorra.
“Nunca hemos repartido dividendos y el primer sueldo lo cobramos en 2016. Los primeros diez años los pasamos recorriendo España los fines de semana buscando clientes”, afirma Jiménez, que en 2014 dejó su carrera como banquero. Ese mismo año empezaron a trabajar con Byredo, firma que en 2022 compró el grupo Puig. Hoy distribuyen 16 marcas, cuentan, además de la tienda online, con 10 puntos de venta físicos, en diferentes centros de El Corte Inglés de España y Portugal, además de las dos tiendas de Diptyque en Madrid y Barcelona, y de los tres locales de Abanuc, especializados en perfumería, cosmética y fragancias para el hogar que tienen en Madrid, Zaragoza y Andorra.
Creen que han sido pioneros en introducir las marcas de autor en este nicho tan especializado. No ha sido fácil. No había cultura. “Un punto de venta tarda entre tres y cinco años en conseguir beneficios. En Barcelona tardaremos menos en conseguirlo porque la tienda que hemos abierto el año pasado va como un tiro, facturará más de un millón este año”, explica Ros. En 2024 facturaron seis millones de euros, y para este aspiran a ingresar 10 millones. “No sé si lo conseguiremos por poco”, dice Jiménez.
Siguen haciendo kilómetros, nunca salen de casa sin perfumarse y siguen manteniendo los mismos pactos que se hicieron como socios: seguir divirtiéndose, nunca quitar una marca a nadie, si algún hijo quiere entrar en la empresa tiene que hacerlo con cinco años de experiencia fuera de la misma, y que sus mujeres nunca trabajaran en el negocio. Están abiertos a que entre capital en la empresa, pero con la condición de que ellos se mantengan. “No nos queremos jubilar. Es ahora cuando mejor nos lo pasamos, tomamos decisiones sin tener que mirarnos a la cara”, comentan. El gusanillo del emprendimiento parece que ha anidado: llegaron a viajar en 2008 hasta Sidney (Australia) para empezar a comercializar chimeneas de etanol. Pero esta es otra historia.
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